Marx criticaba que en el capitalismo el trabajador produce más valor del que recibe como salario, y ese excedente se lo apropia el capitalista. Pero en el socialismo cubano ocurre algo similar, aunque disfrazado:
El Estado paga salarios en CUP que, al convertirlos en dólares, pierden casi todo su valor.
Esa diferencia entre lo que el trabajador recibe y lo que realmente vale su esfuerzo es una plusvalía oculta, generada por la manipulación de las tasas de cambio.
El resultado: el trabajador cubano produce, pero su salario no refleja ni remotamente el valor de su trabajo en términos internacionales.